La jueza ha decretado "es absolutamente descartable que se emplee en la entrega del menor ningún tipo de fuerza física o coacción". El menor, que lloraba amargamente a su llegada al lugar -"No me quiero ir, me va a matar", ha dicho incluso delante de la prensa-, ha pasado dentro unas tres horas en las que se ha negado a irse con su progenitor, que finalmente ha abandonado el lugar en el coche de su abogado y sin el niño. Tras conocerse la decisión judicial que aplaza su entrega al padre al viernes, el pequeño ha abandonado el punto de encuentro
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