No deben los hijos tener muy mala opinión de sus padres si también arden en deseos de hacer nacer a sus propios hijos en las mismas circunstancias económicas, o peores, en que los padres les hicieron nacer a ellos.
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No deben los hijos tener muy mala opinión de sus padres si también arden en deseos de hacer nacer a sus propios hijos en las mismas circunstancias económicas, o peores, en que los padres les hicieron nacer a ellos.