Todo comenzó hace once meses. La empresa Barcelona Ocean View compró un bloque de viviendas en Canyamelar. La compra se realizó sin avisar a sus inquilinos. Estos no tuvieron noticia hasta cinco meses después. Una carta fechada el 13 de octubre les informaba de que todo el bloque había sido adquirido por la empresa que pasaba a regentar a partir de ese momento la propiedad del edificio. La carta, firmada, iba acompañada de un número de cuenta corriente donde, a partir de ese momento, los vecinos deberían ir pagando sus alquileres.
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