En 2014,la situación es muy parecida a la de hace tres décadas: la competitividad francesa se resiente (no debido a un rígido tipo de cambio dentro del SME sino a que los cabrones de los alemanes no hacen mas que bajarse el salario y el euro, por su parte, impide a Francia maniobrar con otros instrumentos), el paro aumenta sin parar, la gente está cabreada y no se acaba de tomar muy en serio a quienes mandan y, sobre todo, tanto la patronal como la Unión Europea no están para bromas.
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