Por aquellos entonces yo era la responsable del refugio de animales de Sant Boi y recibo una llamada del gerente. - Hemos recogido un pastor alemán. Tiene chip. Domicilio en Francia. Hay que llamar al propietario y no hablo francés. - Dame el número que llamo. Damos por hecho que el propietario había venido a pasar las vacaciones a Barcelona y había perdido al perro. Siendo mal pensados, la posibilidad de que lo hubiese abandonado también cabía, así que hice aquella llamada.
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