Pero mi indignación ha culminado cuando, después de tenernos todo el fin de semana encerrados y limitando nuestros movimientos hasta el punto de que pueden multarnos y, por lo tanto, no poder pasear con mi pareja, no poder ver a mis hijas ni a mi nieta, el lunes mis hijas han tenido que ir a trabajar, coger el metro abarrotado y contactar con diversas personas...
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