Parece increíble que sigamos confiando en unas empresas que han demostrado de manera tan clara su falta de escrúpulos. Probablemente, con la industria de las armas, la alimentación, las finanzas y la energía, la peor cara del capitalismo corporativo.
No es que confiemos en esas empresas, que han demostrado ampliamente su rapacidad, es que no nos queda otra. Si se creara una red internacional de centros de investigación farmacéutica financiados con dinero público y dotados de investigadores bien pagados, otro gallo nos cantaría. El problema es que a nuestros gobernantes les gusta demasiado la pasta bajo manga y a nosotros, los gobernados nos gusta demasiado el fútbol.
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No es que confiemos en esas empresas, que han demostrado ampliamente su rapacidad, es que no nos queda otra. Si se creara una red internacional de centros de investigación farmacéutica financiados con dinero público y dotados de investigadores bien pagados, otro gallo nos cantaría. El problema es que a nuestros gobernantes les gusta demasiado la pasta bajo manga y a nosotros, los gobernados nos gusta demasiado el fútbol.
#1 Ni el mismísimo@sacreew lo podría haber dicho más claro
Es como la banca: siempre gana.