Una factura de luz de 1.290 euros. Cuando la propietaria de un alojamiento de Airbnb revisó el cargo de electricidad de su vivienda se quedó patidifusa. Su huésped había consumido electricidad por valor de casi 1.300 euros en las tres semanas que había estado alojado en su vivienda. El motivo por el que llegó a hacer un consumo tan elevado tiene doble “justificación”: instaló una estación de carga para vehículos eléctricos y, además, estuvo minando criptomonedas con diez ordenadores.  
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