Hace 5 años | Por charly-0711 a nytimes.com
Publicado hace 5 años por charly-0711 a nytimes.com

Casi eran las nueve de la noche en una clínica improvisada para las personas migrantes en Texas, cerca de la frontera con México. Hacía horas que la clínica debía haber cerrado, pero los pacientes no paraban de llegar: un adolescente con fiebre y una herida maloliente en el pie. Un hombre con una lesión en la cabeza y los ojos rojos y relucientes. Niños con fiebre, tos y resfríos. Más temprano ese día, una niñita llamada Nancy había llegado a la clínica con tos y escalofríos que la hacían estremecerse.