Es habitual que en tiempos de debilidad de las luchas sociales emerjan en la izquierda discursos conservadores. Siempre están ahí, pero únicamente se vuelven relevantes cuando perdemos fuerza. Si las plazas están tomadas o hay manifestaciones, okupaciones o huelgas, –en tiempos de potencia– ¿quién se va a preocupar de discutir el sujeto del feminismo o si el activismo antirracistas o LGTBI es “neoliberal”? Por desgracia, estamos en uno de esos momentos de discusiones abstractas de interés discutible.
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