«¿Otra almohada? ¿Para qué la quieres?», preguntó el educador, entre desconfiado y perplejo. «Para hacerme a la idea de que es un peluche», –contestó la misma cría que días antes ofertaba su sexo de niña a cambio de cualquiera que le saciase su sed de drogas.
Comentarios
Basura lacrimógena y seguramente inventada del indeseable Manuel Marlasca.
Espero que se depuren responsabilidades en Valencia, Mallorca y Madrid.