Publicado hace 7 años por --406457-- a otrosvendran.wordpress.com

Hay dos expresiones que a un oído atento no deberían resultarle jamás gratas cuando se aplican a los asuntos políticos o de opinión social. La primera, hablar (o actuar) sin complejos; la segunda, no aceptar lecciones de nadie. Quien habla sin complejos no habla para decir verdades impopulares pero honestas (como a él le gustaría), sino para permitirse el lujo de ser un maleducado sin que deban criticarle por ello. La frase “no admito lecciones de nadie” no necesita tanto análisis: constituye un ejemplo puro y duro de soberbia...

Comentarios

D

lo que viene siendo cuñadismo