Pensar que todos los ministros de justicia que hemos tenido en los últimos tres lustros son unos inútiles es un pensamiento demasiado soberbio y que no puede ser sino equivocado. La naturaleza es democrática en la forma que distribuye la inteligencia y no suele ocurrir, salvo geniales excepciones, que el intelecto de un ser humano esté muy por encima o por debajo de otro y ello es así incluso en el caso de los ministros de justicia.
La justicia, como poder del estado, se desvirtúa sola, con su carga de nepotismo, ultraderechismo y relaciones con otras esferas como iglesia, ejército y fuerzas de seguridad. Es una de las cajas donde se guardan las esencias del estado, rancias y malolientes.
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La justicia, como poder del estado, se desvirtúa sola, con su carga de nepotismo, ultraderechismo y relaciones con otras esferas como iglesia, ejército y fuerzas de seguridad. Es una de las cajas donde se guardan las esencias del estado, rancias y malolientes.