El borrador tiene, sobre todo, mucha indefinición. Muchas medidas son confusas e interpretables. Otras son claras, como que prohíbe efectivamente la venta de perros y gatos en tiendas, pero en ese caso ya ha salido la ministra este mismo martes diciendo que “no se van a prohibir los perros y los gatos en las tiendas de animales” pero que “sí se van a poner unas condiciones para que las compras se hagan de una manera responsable y no impulsiva para que los animales tampoco sufran”.
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España es diferente.