El 27,3 por ciento de la población de España, más de 12,8 millones de personas, se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión, cifra que se ha incrementado un 2,6 por ciento desde el año 2009, es decir, 1.320.216 personas que han caído en esta situación de vulnerabilidad y que antes, no lo estaban.
Normal con las políticas del PP, recortes en los sueldos, subidas de impuestos en estos años, ayudas para desempleados eliminadas, normal que ocurra, y luego que la economía va bien, es decir, hay un pequeño repunte, pero todavía no es suficiente.
Lo que sucede es que a gran parte del otro 72,7% se la suda.
Digamos que la preocupación es inversamente proporcional a que tan lejos de la pobreza estés situado estadísticamente.
La corrupción política existe en la medida que los ciudadanos lo permitan, y éstos lo permiten en la medida en que la corrupción les afecta directamente a su estatus social.
Pero lo que existe, en términos globales, es solidaridad con aquellos que ya están sufriendo los efectos en sus carnes. Y el hecho de que estemos donde estamos es una prueba irrefutable de tal afirmación.
Ahora la cosa puede que cambie, dado que ya somos muchos los que en mayor o menor medida estamos siendo afectados. Y lo que es seguro es que a la larga habrá un cambio, cuando haya una mayoría de pobres o casi pobres.
Y esta es la historia, sólo nos movemos por nosotros mismos y por eso no nos organizamos hasta que somos una gran mayoría de afectados. Pero nunca tenemos la previsión, ni desde un punto de vista egoísta, de movilizarnos cuando son otros los que sufren los efectos nocivos.
Supongo que en parte de ahí viene el dicho de que tenemos lo que nos merecemos. Somos egoístas y necios a partes iguales, hasta el punto que vamos permitiendo que abusen de los demás sin darnos cuenta que tarde o temprano nos llegará el turno.
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Normal con las políticas del PP, recortes en los sueldos, subidas de impuestos en estos años, ayudas para desempleados eliminadas, normal que ocurra, y luego que la economía va bien, es decir, hay un pequeño repunte, pero todavía no es suficiente.
Lo que sucede es que a gran parte del otro 72,7% se la suda.
Digamos que la preocupación es inversamente proporcional a que tan lejos de la pobreza estés situado estadísticamente.
La corrupción política existe en la medida que los ciudadanos lo permitan, y éstos lo permiten en la medida en que la corrupción les afecta directamente a su estatus social.
Pero lo que existe, en términos globales, es solidaridad con aquellos que ya están sufriendo los efectos en sus carnes. Y el hecho de que estemos donde estamos es una prueba irrefutable de tal afirmación.
Ahora la cosa puede que cambie, dado que ya somos muchos los que en mayor o menor medida estamos siendo afectados. Y lo que es seguro es que a la larga habrá un cambio, cuando haya una mayoría de pobres o casi pobres.
Y esta es la historia, sólo nos movemos por nosotros mismos y por eso no nos organizamos hasta que somos una gran mayoría de afectados. Pero nunca tenemos la previsión, ni desde un punto de vista egoísta, de movilizarnos cuando son otros los que sufren los efectos nocivos.
Supongo que en parte de ahí viene el dicho de que tenemos lo que nos merecemos. Somos egoístas y necios a partes iguales, hasta el punto que vamos permitiendo que abusen de los demás sin darnos cuenta que tarde o temprano nos llegará el turno.