La policía catalana investigó el caso y les pudo explicar que José había muerto el mismo día que desapareció, aquell 27 de septiembre de 1991. La triste realidad es que la Guardia Civil encontró enseguida el cadáver, pero en aquella época no compartían datos con la Policía Nacional y, por lo tanto, no pudieron relacionar a la víctima con la denuncia de desaparición que había hecho la família. I la falta de comunicación entre cuerpos policiales no fue el único problema.
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