Hace 9 años | Por arcadiobuen a radioela.org
Publicado hace 9 años por arcadiobuen a radioela.org

La sociedad camina de la mano del fármaco. Cada vez aparecen nuevos medicamentos que, casualmente, vienen a responder a nuevas enfermedades, desconocidas hasta ahora. Procesos, antes interiorizados como inherentes a la vida, comienzan a mostrarse enfermizos y como tales son tratados. Nuestra relación con los medicamentos comienza a ser cotidiana, en vez de excepcional y causal.

Comentarios

D

Pues será que soy un raro, pero yo no tomo medicamentos prácticamente nunca. Tengo que estar realmente jodido para meterme una pastilla al cuerpo, que los remedios de la abuela siempre han funcionado para las tonterías que nos pasan a diario.
Lo que no entiendo yo es toda esa gente que necesita pastillitas para todo, cojones, que los ves con el paracetamol y el ibuprofeno como si fueran caramelos! Y eso por no hablar de los strepsils y primos suyos, que los compra la gente como el que compra gominolas y los consumen como tales. El otro día me ofrecieron en el curro un caramelo porque tenía la boca seca, le dije al chico que si, y cuando vi que sacaba la caja de strepsils y me iba a dar uno, le dije que mejor no, que ya se me había pasado, y con las mismas, como ya lo había sacado, se lo comió.

Estamos llegando a eso, a la obsesión por los medicamentos para todo, cuando lo normal es que no los tengas que tomar nunca. Pero nada, preferimos la pastilla para la garganta antes que la miel con limón.

Estamos cada vez más gilipollas, y el día que a alguno le quiten su pastilla, va a morir de no estar enfermo.

D

He visto tribus nomadas del amazonas que aceptan subyugarse a otra tribu y se vuelven sedentarias, por la sencilla razón de que tienen médico.

Las pastillas no es una obsesión, es el cuerpo de cristo, el milagro de la curación, el "levantate y anda" de verdad.

Hay demasiadas pocas pastillas... Los farmaceuticos retiran toda droga que pueda usarse de manera lúdica, en parte por su moralina anti drogas, y por otro por el miedo a robos.

Algún día seremos un manojo de hueso y musculos en silla de rueda y nuestra existencia estará marcada por las benditas pastillas.

Cada uno con sus drogas... ¡Al que no le gusten que se vaya a la homeopatía!