Hace 6 años | Por Danichaguito a ctxt.es
Publicado hace 6 años por Danichaguito a ctxt.es

Como la burladora de Stendhal, mientras sostenía un papel falsificado en la mano, la presidenta de la Comunidad de Madrid pedía –reclamaba, exigía– que la opinión pública la creyera a ella y no a su desnudez clamorosa. Su valentía indignada produjo un hecho alternativo más veraz que su fraude universitario. Este es el radical salto adelante que estamos viviendo y del que las mentiras verdaderas de Cifuentes son sólo un indicio más: hacer política no consiste ya en mentir dentro de un orden; no consiste ya en sustituir unos enunciados por otros