Hace 3 años | Por --506196-- a lavozdealmeria.com
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En el mes de enero de 1946, Almería celebró la sorprendente curación de un hombre que estaba a punto de quedarse ciego gracias a un tratamiento a base de gotas de penicilina. El caso llegó hasta las páginas de los periódicos. El oculista del Servicio Municipal de Oftalmología, don Antonio Campoy Ibáñez, llevó a cabo el experimento con el obrero Francisco Abad Mesas, residente en Canjáyar. Había acudido a la consulta sin visión en el ojo derecho desde hacía tres años y a punto de perder el ojo izquierdo por una infección ulcerosa.