Bajo un mismo techo se estaban cerrando contratos multimillonarios en salas rodeadas de seguridad privada mientras gitanas e inmigrantes subsaharianas limpiaban urinarios masculinos con sus bayetas y sus pinchazos en las lumbares. Bajo un mismo techo, un Ribera del Duero de 1.200 euros la botella y decenas de tuppers caseros engullidos con prisas entre bastidores. Espionaje industrial versus cotilleos a la hora del cigarro. Robots japoneses bailando break dance frente a esguinces de tobillos, dedos rebanados y caídas de andamios.
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