Enrique Francés perdió la fe en la justicia el día que la discoteca ilegal que tiene debajo de su piso volvió a abrir sus puertas. Este vecino de 45 años de la manzana de Azca, en Madrid, tenía la esperanza de que el Lemon Club permaneciera cerrado tras ganar en noviembre en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid una larga batalla para que fuera efectiva una orden de cese y clausura del Ayuntamiento. Pero el 12 de enero Francés sintió de nuevo el boom boom boom que impide conciliar el sueño a su familia.
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