Así era Susana Díaz antes de entrar en política. En sus tiempos de ocio salía con sus amigos del Barrio León y no forzaba su acento andaluz, al contrario, renegaba de su nombre y apellido de “hija de fontanero” y pedía que la llamaran Jennifer. Los que la conocen desde "chica" en el partido, la califican de “auténtica y genuina trepa”, “nacida para apuñalar”.
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"De rallas".