Hace 7 meses | Por AVilla a eldiariomontanes.es
Publicado hace 7 meses por AVilla a eldiariomontanes.es

Peor que la cárcel, las adicciones, el fracaso, las malas rachas o la soledad, dormir a la intemperie, entre cartones y viejas mantas, secuestra la esperanza de las personas

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B

No sé. Yo a esta noticia le noto cierto tufillo aporófobo, porque al implicar indirectamente que la pobreza es algo malo o negativo, está dejando en mal lugar a todas esas personas, éticas e inteligentes, que, en ejercicio de sus legítimos derechos, consideran que la pobreza, la precariedad y la desigualdad inmerecidas son circunstancias tan estupendas como para incluso hacer nacer, y criar, a sus propias proles en ellas, a que sus proles también les agradezcan esa pobreza, esa precariedad, esa desigualdad inmerecida, ese capitalismo y esa monarquía tanto como esas personas progenitoras los agradecen a sus padres.

Tan respetable es la persona que no quiere hacer nacer a sus hijos en la pobreza porque está mejor no viendo a sus hijos sufrir la pobreza, como la persona que considera estupendo hacer nacer a sus hijos en la pobreza porque elige considerar que la pobreza es estupenda, o porque quiere pensiones o tiene intereses personales que considere más importantes que el bienestar de sus hijos. Que tú o yo consideremos que la pobreza es horrible para los hijos no quita el derecho a otras personas de considerar lo contrario. Si una persona considera que la pobreza es estupenda y quiere que haya más gente en ella y por eso hace nacer a sus hijos en la pobreza, está en su derecho y no es asunto nuestro.

Además, los pobres ya tienen que sufrir la pobreza. Sería inhumano negarles encima el derecho de ver a sus hijos sufriendo también la pobreza.

El que es pobre es porque quiere votar capitalismo, monarquía y pobreza, con sus votos y con su prole.

Y es que el libro de los gustos está en blanco y la convivencia en una sociedad civilizada debe consistir en que sepamos respetarnos los unos a los otros las costumbres, culturas, derechos, preferencias económicas, criterios progenitores y principios éticos de cada cual, aunque puedan ser muy diferentes a los nuestros.

Y recordad que cuando hacéis nacer a vuestras propias proles en la pobreza y la precariedad, no serán los ricos, el capitalismo y la monarquía los que se estén riendo de vosotros, sino que seréis vosotros los que os estaréis riendo de ellos.