La mejor descripción de la glamurosa epopeya del pequeño Nicolás la hizo la jueza que instruye su caso. ¿Cómo es posible –se preguntaba- que “con su mera palabrería” y aparentemente “con su propia identidad” accediera a actos y embaucara a la flor y nata de este país de pillos sin levantar sospechas del camelo? La respuesta no puede ser más obvia: buena parte de nuestra más distinguida sociedad es rematadamente idiota.
Comentarios
En el país de los ciegos el tuerto es el amo
#1 Que, no te la juegas a llamar tuerto a Felipe?
#2 dios me libre
#1 Yo más bien creo que es en el país de los avariciosos el mejor vendemotos es el amo.