El menor encontró a la serpiente en el patio de su residencia en Mostardas, en el estado brasileño de Río Grande do Sul. El niño fue llevado un hospital ante el temor de que hubiese sido mordido, pero los médicos no constataron ninguna herida ni síntomas de envenenamiento. Según la madre del pequeño, el mordisco fue muy próximo a la cabeza del animal lo que impidió que la serpiente lo atacara.
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