Ante una sola bomba, existe margen para la actuación. Quienes recibieran el impacto directo no tendrían nada que hacer, pero algunas medidas y recursos, planteados con antelación, pueden paliar las consecuencias de la lluvia radiactiva. Por si la pandemia o la emergencia climática no fueran suficientes, la guerra de Vladimir Putin contra Ucrania y su amenaza nuclear nos ha vuelto a recordar, de forma salvaje, que vivimos una era de amenazas globales ante las que solo caben la preparación previa y respuestas coordinadas globales.
|
etiquetas: guerra , ataque , nuclear