De trabajar en el departamento que prepara las ofertas para conseguir los contratos públicos de una de las grandes constructoras del país, a vender bolsos, cinturones, paraguas o maletas por los mercadillos. Julio tuvo como tantos otros que reinventarse para seguir en el mercado laboral. Los mercadillos son ahora lo que durante años fueron las mesas de dibujo y los ordenadores, su medio de vida.
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