El enfrentamiento gana muchas veces la batalla al entendimiento: nos resulta imposible resistirnos a ser polarizados. Da la impresión de que el tribalismo es inherente al ser humano y que, particularmente, al tratar asuntos identitarios, el convencimiento por medio de argumentos representa una imposibilidad. Esto está siendo fomentado desde todo tipo de medios, redes sociales incluidas.
Y uno piensa, si yo quiero no polarizarme, pero es imposible que con tanto hijo de la grandísima puta contándome que la justicia, que es el último reducto donde todos deberíamos poder confiar, es imparcial, y claro, es que es muy complicado.
Por los subnormales, que los hay en proporción 8/10 y te lanzan a una u otra postura política.
¿Conversación de lo que sea y no dices lo que yo pienso, o no con la virulencia que yo lo pienso? Entonces eres de los otros.
Realmente no entiendo porque el autor insiste de manera constante en el rol identitario como principal rasgo o elemento que determina nuestro “enfrentamiento”. Nos encontramos con situaciones cotidianas donde la falta de entendimiento no esta determinada por quienes somos o como nos identificamos. Igualmente. Se idealiza el debate o el deseo de llegar a un punto de acuerdo, pero si optamos por premisas o argumentos que surgen del forofismo es imposible. Seguramente con sociedades mas desarolladas y formadas es posible un avance ( debate ) basado en el intercambio de ideas o posturas. A dia de hoy y en el futuro eso me parece imposible, normalmente se llega al acuerdo cuando los intereses coinciden y en el resto de situaciones queremos imponer nuestro criterio. Ese comportamiento desde posiciones de poder se puede entender, pero que nosotros, en esencia el ultimo mono, compremos esas premisas es lo cuestionable
Porque es rentable. A los españoles no les gustan los debates porque corren el riesgo de que les exijan aportar razones y llegar a acuerdos, así que todo debate lo convierten en una polémica extremando las posturas hasta llevarlas al ridículo, al griterío y el puñetazo en la barra
Comentarios
Uno intenta superar la polarización y luego se encuentra esto el mismo día:
https://www.lavozdeasturias.es/noticia/actualidad/2022/06/28/juezgarcia-castellon-investiga-podemos-blanqueo-tras-abrir-nueva-causa/00031656412686649116212.htm
Que esto:
https://www.europapress.es/nacional/noticia-juez-zanja-investigacion-presunta-caja-pp-madrid-esperar-informe-rata-20220628132707.html
Y esto:
https://www.elplural.com/sociedad/tribunales/garcia-castellon-archiva-causa-investigaba-financiacion-irregular-podemos_292783102
Y uno piensa, si yo quiero no polarizarme, pero es imposible que con tanto hijo de la grandísima puta contándome que la justicia, que es el último reducto donde todos deberíamos poder confiar, es imparcial, y claro, es que es muy complicado.
Es por culpa de los transistores que estamos todo el día bipolares y polarizados.
Por los subnormales, que los hay en proporción 8/10 y te lanzan a una u otra postura política.
¿Conversación de lo que sea y no dices lo que yo pienso, o no con la virulencia que yo lo pienso? Entonces eres de los otros.
Si todos fuéramos fascistas no habría polarización
Realmente no entiendo porque el autor insiste de manera constante en el rol identitario como principal rasgo o elemento que determina nuestro “enfrentamiento”. Nos encontramos con situaciones cotidianas donde la falta de entendimiento no esta determinada por quienes somos o como nos identificamos. Igualmente. Se idealiza el debate o el deseo de llegar a un punto de acuerdo, pero si optamos por premisas o argumentos que surgen del forofismo es imposible. Seguramente con sociedades mas desarolladas y formadas es posible un avance ( debate ) basado en el intercambio de ideas o posturas. A dia de hoy y en el futuro eso me parece imposible, normalmente se llega al acuerdo cuando los intereses coinciden y en el resto de situaciones queremos imponer nuestro criterio. Ese comportamiento desde posiciones de poder se puede entender, pero que nosotros, en esencia el ultimo mono, compremos esas premisas es lo cuestionable
Nos gusta el salseo
Porque es rentable. A los españoles no les gustan los debates porque corren el riesgo de que les exijan aportar razones y llegar a acuerdos, así que todo debate lo convierten en una polémica extremando las posturas hasta llevarlas al ridículo, al griterío y el puñetazo en la barra
Es que cuesta entenderse con un obrero de derechas
no somos capaces de superar la polarización por culpa de la ultraderecha