El estado de ánimo no se refleja solo en nuestro rostro, sino también en nuestra postura corporal general. Mas este efecto funciona también a la inversa. Según han hallado investigadores dirigidos por Nikolaus Troje, de la Universidad Queen, quienes andan arrastrando los pies son más propensos a tener recuerdos y pensamientos de contenido negativo que quienes caminan con un estilo alegre.
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¿No será al revés, coño?
¿Qué fue antes el huevo o la gallina?