Hace 4 años | Por japego a lasprovincias.es
Publicado hace 4 años por japego a lasprovincias.es

Al final los datos son tozudos y se imponen, sólo así se explica la admiración que por fin sentimos hacia Portugal, nuestro vecino. Durante lustros les miramos con la estúpida condescendencia de ese pariente rico y algo hortera que acude a una boda luciendo un viejo reloj chapado en oro como símbolo de esplendor. Sólo que nosotros no somos el pariente rico, sino ese elemento de la parentela que ignora, en su soberbia, su condición de arruinado.