El pasado 25 de septiembre, Sandra se estaba duchando cuando empezaron a aporrear su puerta. Se vistió como pudo y al abrir, dos funcionarias y varios policías le dijeron que tenía que dejar la casa inmediatamente. La apresuraron a coger sus cosas —"los sofás, la tele, todo ¡fuera!"— y dejar la que ha sido su casa durante dos años en el madrileño barrio marginal de San Cristóbal de los Ángeles.
"Yo soy analfabeta y nos confiamos al firmar el contrato..."
Parece que el argumento de algún Consejero de Caja de Ahorros pública para eludir responsabilidades ... pero digo yo que esa señora y quien firmase el contrato con ella ya deberían haber tenido tiempo de aprender a leer en la España del siglo XXI.
Que no quita que lo que está sucediendo con los alquileres de vivienda social vendida de manera fraudulenta a fondos buitres sea un escándalo, pero lo del argumento ese de no saber lo que uno firma ya chirría un poco.
Comentarios
Nueva dice.
"Yo soy analfabeta y nos confiamos al firmar el contrato..."
Parece que el argumento de algún Consejero de Caja de Ahorros pública para eludir responsabilidades ... pero digo yo que esa señora y quien firmase el contrato con ella ya deberían haber tenido tiempo de aprender a leer en la España del siglo XXI.
Que no quita que lo que está sucediendo con los alquileres de vivienda social vendida de manera fraudulenta a fondos buitres sea un escándalo, pero lo del argumento ese de no saber lo que uno firma ya chirría un poco.
#2 " pero digo yo que esa señora y quien firmase el contrato con ella ya deberían haber tenido tiempo de aprender a leer en la España del siglo XXI."
A la infanta no le fue tan mal