De 2.000 delitos de odio registrados por las FSE solo se han resuelto 123 casos en los que predominaron sobre todo las amenazas y la incitación pública al odio. El documento refleja un esclarecimiento mayor (un 10% más respecto 2023) de los hechos denunciados. “Esta sentencia es un ejemplo más de que, cuando se realiza una investigación efectiva, el anonimato y la impunidad en redes sociales no existe”, celebra de las Mercedes, letrada de Akeju. Durante tiempo,la enfermera Kehinde Oluwatobi Akeju Akeju tuvo miedo de pisar la calle... Ver en
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Y ahí, conviene que no seamos tolerantes con depende que comentarios y los @admin tomen conciencia. Hay mucho dolor y sufrimiento en quien sufre estos insultos y acosos.
Cuando se hacen ataques racistas, parece que no pasa nada porque en Internet todo el mundo es hombre blanco y hetero, y el resto, una minoría. Pero si permites el racismo estás expulsando a los usuarios que no pertenecen a la raza apropiada, porque estás permitiendo que se genere un ambiente hostil hacia ellos en el que obviamente no van a querer estar. Estás decidiendo activamente que quieres tener usuarios racistas, y no quieres tener usuarios no-blancos. Igual que permitir un discurso incel, como también se hace aquí a menudo, es en la práctica decidir que dejas el espacio a los incel pero no a las mujeres.
Por eso asuntos así deberían suponer tolerancia cero.
Vamos, que deberíamos ser iguales ante la ley.
China le pidio a USA que facilitase esos datos y como se nego, baneo esos servicios y puso servicios nacionales equivalentes.
#1 Ojala, Pero si esto no razonablemente probable y accesiable de denunciar, no va tener suficiente efecto disuasorio.
"Durante un tiempo, la enfermera Kehinde Oluwatobi Akeju Akeju, de 25 años, tuvo miedo de pisar la calle. Un perfil anónimo había irrumpido en su Instagram a base de insultos racistas. La agresividad crecía. Y lo peor era no saber quién estaba detrás: podría ser un desconocido en otra provincia, un compañero de trabajo o el vecino de al lado. Un agresor virtual que podía cruzar la pantalla y aparecer en la vida real en cualquier momento. Sufría ataques de pánico.
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Eso sí, podrían publicar su nombre y dos apellidos.
Si no hacen nada las redes sociales y deje seguir repartiendo insultos y mentiras sin actuar e incluso aumentando las visualizaciones a golpe de algoritmo no terminaremos con esta gente.
Estoy a favor de poder mantener el anonimato en internet, pero si se usa de manera fraudulenta, veo bien que se pueda identificar al autor, previa autorización judicial. Cómo cuando la policía entra en casa del delincuente.
A todo esto, si no puede pagar, cárcel.
Un cobarde que no se atreve a culpar hacia arriba.
Como mucho es una falta administrativa. Y cuidado con según qué penas quieres imponer por faltas administrativas porque nadie está libre de haberse comido una multa o cometido un delito menor.