No será primera, ni la última vez, que un motorista sufre las desavenencias inherentes a un accidente. En este caso, la historia de un piloto es de lo más paradójico: “una grúa provoca la caída del piloto y se niega a auxiliarlo”. Es decir, quien habitualmente se dedica al negocio de socorrer a personas que se les ha averiado el vehículo niegan la asistencia y muestran una absoluta pasividad por prestar a ayuda tras generar un siniestro. Desgraciadamente, no atender a un accidentado es un hecho reprobable, no castigado tal y como marca la ley.
Comentarios
Bueno, por muy hideputa que pueda ser el de la grúa, el delito de omisión del deber de socorro exige que la persona que necesite ayuda se encuentre "desamparada y en peligro manifiesto y grave". No parece ser el caso. Podrían tirar más por un delito de lesiones por imprudencia.
Vamos, deduciéndolo de lo poco que cuentan en el artículo.