Ni se había atrevido a llamar a sus padres para avisar de que volvía. Tras pasar 10 días en el aeropuerto de Madrid, Jesús regresaba a casa desaliñado, con un “ojo morado”, varios rasguños y la chaqueta rota, cuenta por teléfono desde República Dominicana. “Cuando lo vi así, supe que había salido mal… Todos lloramos mucho. Todo era llanto y más llanto”, describe María Rosa, la madre de Jesús. “Pensábamos que iba a lograr algo bueno, invertimos tanto dinero y ahora lo hemos perdido todo. ¿Qué vamos a hacer ahora?”, se pregunta la mujer
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Historias que te parten el corazón, pero tampoco se entiende la parvidez de la gente que se presenta en la frontera pidiendo asilo porque le han atracado en su país, o que se enfrentan violentamente a la policía española cuando les dicen que no pueden entrar.
No han aprendido nada, la frontera está para pasarla de forma ilegal.