Les mintieron a los tipos aquellos que entregaron a Viriato: Roma pagó traidores toda su puñetera vida, y siempre los pagó muy bien; lo que no paga Roma es idiotas. Lo que pasa es que la frase quedaba bonita y se perpetuó a fuerza de repetirla, porque era una pena que la verdad estropease tanta hermosa sonoridad. “Roma vende hasta a su madre” también sonaba bien, también tenía ocho sílabas, y también encajaba en algunas coplas...
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