Para construir una sanidad pública potente no valen propuestas grandilocuentes como la Reforma de la Constitución, que por otro lado son imposibles dada la correlación de fuerzas política. El camino es relativamente más sencillo, si de verdad existiese voluntad política. En primer lugar, es necesario llevar a cabo un cambio normativo y desarrollarlo con todas sus consecuencias: derogar el artículo 90 de la Ley General de Sanidad, que permite los Conciertos con empresas privadas, y derogar por completo la Ley 15/97 de Nuevas Formas de Gestión.
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