En momentos de crisis el reforzamiento de la identidad nacional frente al otro surte efecto: cohesiona y mantiene la indignación de la población debidamente encauzada hacia cuestiones más emocionales que racionales. Es más fácil odiar al moro, al catalán o a la andaluza que a los fondos de inversión o a los grupos de presión empresariales.
Por el otro lado, no olvidemos que los nacionalismos periféricos caen en la misma retórica: un nacionalismo basado en una identidad inamovible a través del tiempo que se convierte en excluyente dejando fuera a personas que habitan el mismo territorio
Para todos tiene el Viejo Topo.
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Es más fácil odiar a lo español que a los fondos de inversión o a los grupos de presión empresariales
Por el otro lado, no olvidemos que los nacionalismos periféricos caen en la misma retórica: un nacionalismo basado en una identidad inamovible a través del tiempo que se convierte en excluyente dejando fuera a personas que habitan el mismo territorio
Para todos tiene el Viejo Topo.