Pedro Jiménez, de 71 años, es un grancanario que vive en La Palma desde hace tres años que ha renunciado a la alternativa habitacional facilitada por el Cabildo de La Palma porque no quiere abandonar a sus tres compañeros de vida: sus tres perros. Ha dormido las últimas tres noches en su coche acompañado de sus tres bodegueros andaluces, a los que no se les permitía la entrada en las instalaciones hasta este martes.
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