Nací en St. Louis de 42 años, una mujer queer y políticamente a la izquierda de B. Sanders. He pasado mi vida profesional brindando asesoramiento a poblaciones vulnerables: niños en hogares de acogida, minorías sexuales, pobres. Estoy casada con un hombre trans y juntos criamos a mis dos hijos de un matrimonio anterior y tres niños acogidos que deseamos adoptar. Todo eso me llevó a trabajar en 2018 como administradora en el Washington University Transgender Center del St. Louis Children's Hospital.
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Extracto traducido:
Las compuertas abiertas
Poco después de mi llegada al Centro Transgénero, me llamó la atención la falta de protocolos formales para el tratamiento. Los codirectores médicos del centro eran esencialmente la única autoridad.
Al principio, la población de pacientes se inclinó hacia lo que solía ser el caso "tradicional" de un niño con disforia de género: un niño, a menudo bastante joven, que quería presentarse como, que quería ser, una niña.
Hasta 2015 más o menos, un número muy pequeño de estos niños constituía la población de casos pediátricos de disforia de género. Luego, en todo el mundo occidental, comenzó a haber un aumento dramático en una nueva población: las adolescentes, muchas sin antecedentes de malestar de género, de repente declararon que eran transgénero y exigieron un tratamiento inmediato con testosterona.
Ciertamente ví esto en el centro. Uno de mis trabajos era hacer la admisión de nuevos pacientes y sus familias. Cuando comencé, probablemente había 10 llamadas de este tipo al mes. Cuando me fui había 50, y alrededor del 70 por ciento de los nuevos pacientes eran niñas. A veces llegaban grupos de chicas de la misma escuela secundaria.
Esto me preocupó, pero no sentí que estaba en condiciones de hacer sonar algún tipo de alarma en ese momento. Éramos un equipo de aproximadamente ocho personas, y solo otra persona planteó el tipo de preguntas que yo tenía. Cualquiera que planteara dudas corría el riesgo de ser llamado transfóbico.
Las chicas que acudían a nosotros tenían muchas comorbilidades: depresión, ansiedad, TDAH, trastornos alimentarios, obesidad. Muchos fueron diagnosticados con autismo o tenían síntomas similares al autismo. Un informe del año pasado sobre un centro transgénero pediátrico británico encontró que alrededor de un tercio de los pacientes remitidos allí estaban en el espectro del autismo.
Con frecuencia, nuestros pacientes declararon tener trastornos que nadie creía que tuvieran. Tuvimos pacientes que dijeron que tenían el síndrome de Tourette (pero no lo tenían); que tenían trastornos de tics (pero no los tenían); que tenían múltiples personalidades (pero no las tenían).
Los médicos reconocieron en privado estos falsos autodiagnósticos como una manifestación de contagio social. Incluso reconocieron que el suicidio tiene un elemento de contagio social. Pero cuando dije que los grupos de niñas que ingresaban a nuestro servicio parecían como si sus problemas de género pudieran ser una manifestación de contagio social, los médicos dijeron que la identidad de género reflejaba algo innato.
Para comenzar la transición, las niñas necesitaban una carta de apoyo de un terapeuta, generalmente uno que recomendábamos, a quien tenían que ver solo una o dos veces para obtener luz verde. Para hacerlo más eficiente para los terapeutas, les ofrecimos una plantilla sobre cómo escribir una carta de apoyo a la transición. La siguiente parada fue una sola visita al endocrinólogo para una prescripción de testosterona. Y eso era todo lo que se tardaba.
#1 ¡Muchas gracias!
Es un escándalo mayúsculo que traspasa fronteras en todas las sociedades occidentales, incluida la nuestra. Pero no digas nada porque transfobia.
#3 Estamos en un mundo guiado por modas y redes sociales
#3
El director de psiquiatría del Gregorio Marañón. Él mismo dice que las formas de manifestar las patologías varía según las sociedades y el tiempo, y que ahora se "aprovecha" la moda "trans" para manifestarlas.
El aumento de casos ha sido exponencial. ¿La respuesta de mucha gente? Indignarse, falacias, actuar como auténticos retrasados en lugar de escuchar a un profesional con el culo pelado.
Y ojo con criticar la "teoría" queer en las distintas RRSS. Desde un baneo hasta que te borren la cuenta, y Meneame no es la excepción ni mucho menos.
#6 A mí me dan igual los baneos y negativos. Si un solo envío hace pensar un poco aunque sea a media docena de personas, me conformo. Me pongo en el lugar de mi Yo hace nada, cuando pensaba que el lado bueno de la historia se inclinaba a favor del "TQ+". Resulta que es el malo, pero malo, un vertedero ideológico donde se revuelca gente muy zumbada.
#7 Ya somos dos. Una pena tener que rehacerse una cuenta porque te la borran por hacer comentarios que no gustan a los progres de turno
.
Siempre tengo curiosidad para saber la justificación de los que votan negativo a estas noticias, no sé, que dejen un comentario o algo explicando el motivo estaría bien.
Muy interesante lectura.
There are rare conditions in which babies are born with atypical genitalia—cases that call for sophisticated care and compassion. But clinics like the one where I worked are creating a whole cohort of kids with atypical genitals—and most of these teens haven’t even had sex yet. They had no idea who they were going to be as adults. Yet all it took for them to permanently transform themselves was one or two short conversations with a therapist.
Hay varios libros de interés sobre este tema, aunque están casi proscritos, muchas librerías no se atreven a tenerlos a la venta:
- "Nadie nace en un cuerpo equivocado" (en la presentación de este hace poco en una librería de Barcelona se citaron manifestantes "antitransfobia" en la puerta de la librería)
- "Un daño irreversible: La locura transgénero que seduce a nuestras hijas" (a la autora de éste, americana, le aplican la "cancelación" en todas partes)
Pero están disponibles en Amazon, también en formato electrónico. Los he leído los dos y doy fe de que son realmente interesante.
#8
- Varias autoras, La coeducación secuestrada: Crítica feminista a la penetración de las ideas transgeneristas en la educación .
- Alicia Miyares, Delirio y misoginia trans: del sujeto transgenero al transhumanismo.
- Alicia Miyares, Distopías patriarcales: Análisis feminista del "generismo queer".
- Sandra Mercado, La estafa del transgenerismo.
- Jeffreys Sheila, Gender Hurts: Un análisis feminista de las políticas del transgenerismo.
Vas buscando y te encuentras bastantes más. Y ya conferencias, incontables. Aún así, parece que las autoras lo han tenido que pagar muy caro en su vida profesional.
La tipica escusa de los psicopatas sin empatia... Yo pensaba que era lo correcto...