La Unión Energética hace aguas por mucho que quieran vender algunos políticos lo contrario. Poner de acuerdo a 28 países y que sus intereses energéticos concuerden parece fácil en el papel o en la boca de la Comisión Europea o de algunos europarlamentarios, pero a la hora de la verdad los Estados miran su ombligo y dejan las amistades para otro momento, aún por llegar. La solidaridad, si eso, para otro día.  
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