Fueron dos chicos, carpeta en mano, que decían formar parte de una organización de personas sordomudas por las calles de Reus. Ambos, de unos 20 años, usaban una falsa ONG para aprovecharse de aquellos que todavía creen en la buena intención del ser humano. Casos como este sólo hacen daño a la confianza en las verdaderas organizaciones, que necesitan el dinero que piden para poder ayudar a distintos colectivos.
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