La policía no protege nada. La ley, no protege nada.
Las verdaderas víctimas de VG ni siquiera denuncian, porque saben que sus maltratadores están al día siguiente en la calle, que saben donde viven, sus rutinas, donde trabajan, etc. y que están lo suficientemente locos como para hacerles cualquier cosa a ellas o a sus hijos. Porque han visto su locura. Y saben perfectamente de lo que pueden ser capaces.
Eso sí, la actual ley sirve para que no maltratadas la utilicen para lograr quedarse con todo en un proceso de divorcio. Saben que una persona que no es violenta, no atentará nunca contra ellas, aunque le denuncien. Y la ley, les abastece de todo. El divorcio se tramita en esos juzgados segregadores llamados "de violencia contra la mujer", donde ellas son las víctimas y cualquier acusado, es automáticamente un agresor, que tiene que demostrar su inocencia. Y no al revés. Pasa de ser un caso civil a uno penal, donde el hombre no pinta nada.
He conocido varios casos de mujeres maltratadas, que me dan este argumento para no denunciar a su agresor. Y que viven con mucho miedo y la cabeza gacha, aguantando palizas, insultos, vejaciones... Y la verdad, es que tienen razón.
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La policía no protege nada. La ley, no protege nada.
Las verdaderas víctimas de VG ni siquiera denuncian, porque saben que sus maltratadores están al día siguiente en la calle, que saben donde viven, sus rutinas, donde trabajan, etc. y que están lo suficientemente locos como para hacerles cualquier cosa a ellas o a sus hijos. Porque han visto su locura. Y saben perfectamente de lo que pueden ser capaces.
Eso sí, la actual ley sirve para que no maltratadas la utilicen para lograr quedarse con todo en un proceso de divorcio. Saben que una persona que no es violenta, no atentará nunca contra ellas, aunque le denuncien. Y la ley, les abastece de todo. El divorcio se tramita en esos juzgados segregadores llamados "de violencia contra la mujer", donde ellas son las víctimas y cualquier acusado, es automáticamente un agresor, que tiene que demostrar su inocencia. Y no al revés. Pasa de ser un caso civil a uno penal, donde el hombre no pinta nada.
He conocido varios casos de mujeres maltratadas, que me dan este argumento para no denunciar a su agresor. Y que viven con mucho miedo y la cabeza gacha, aguantando palizas, insultos, vejaciones... Y la verdad, es que tienen razón.