Omar no pone el aire acondicionado, Miriam ya no utiliza el coche y David necesita pedir ayudas para sufragar sus gastos diarios de luz, gasolina y comida. Son las consecuencias del encarecimiento de estos bienes esenciales, que ha obligado a muchas familias a cambiar sus hábitos de consumo y a "hacer números" a diario. Según datos de varias asociaciones de consumidores, la subida del Índice de Precios del Consumo (IPC), que ascendió hasta el 10,8% el pasado mes de julio, puede suponer para una familia un coste añadido de 2.800 euros al año.
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