Para Jordi Gràcia, catedrático de Literatura española de ese centro, el arreglo "desprende un cierto aire de confraternización compasiva que habrá que aplicar de la misma manera cuando las movilizaciones afecten a las tasas universitarias, que son las más altas de España, contra la desigualdad galopante y creciente o la financiación de comedores escolares en lugar de favorecer a instituciones del Opus Dei y su segregación por sexos, como sucede ahora".
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