El desquite de Garrido tiene más de vileza que de vendetta. Si acaso demuestra que no es aconsejable dejar vivos a los ofendidos porque suelen ser muy rencorosos. Para ser de altura, la venganza ha de ajustarse a unos cánones que no se cumplen ni de lejos en la puñalada por la espalda.
Comentarios
El momento es perfecto, tres días antes de las elecciones y justo después de que Casado haya estado peor que Rivera en los debates,
votamos a una panda de inutiles,salud