El conductor era el inspector Gerardo Prieto y no se cumplió el protocolo para estos casos, que pasa por que acuda un coche patrulla debidamente señalizado, una prueba de alcoholemia y drogas y el levantamiento de un atestado que no se publicó en el sistema del Ayuntamiento hasta pasadas las 48 horas. Primera irregularidad. El conductor debería haber sido un agente de nivel raso y no un alto cargo del Cuerpo. Segunda irregularidad. Solo estos dos datos son indicativos de cómo Pablo Enrique Rodríguez actúa en el Cuerpo.  
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