Porque es en Cataluña donde Mariano Rajoy se juega la continuidad del régimen político que deriva de la transición de finales de los años setenta. El aborto, el Código Penal o los alcaldes serían el terreno de juego adecuado para escenificar alguna diferencia con los socialistas. Pero ahora lo que interesa al PP es proteger el PSOE ante el empuje de Podemos, un factor hostil al reparto amistoso del poder de estos últimos treinta años. Salvar el PSOE para no perder Cataluña. Sacrificar Gallardón para no inflar Podemos. Un régimen agoniza.
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Por primera vez en mucho tiempo la derecha española, a pesar de ser el poder, está adoptando una actitud claramente defensiva. Las tres iniciativas más ideológicas de su programa electoral han ido decayendo, una por una, y en estos momentos se han depositado, prudentemente, en algún cajón ministerial. No habrá regresión en la ley de aborto, tampoco se instaurará la cadena perpetua en el Código Penal y todo indica que el próximo mes de mayo los alcaldes continuarán eligiéndose por el sistema de siempre.
Así las cosas, la tensión reaccionaria orienta, quirúrgicamente, hacia un solo frente: Cataluña. La Ley Wert es la única apuesta ideológica que se mantiene, pase lo que pase, para mostrar la determinación del gobierno de Madrid. Alberto Ruiz Gallardón ha tenido mucho interés en dejar claro que no ha hecho efectiva la dimisión hasta que los juristas del ministerio han dejado cerrado el recurso contra la Ley de Consultas del Parlamento. Cataluña, una vez más.
Porque es en Cataluña donde Mariano Rajoy se juega la continuidad del régimen político que deriva de la transición de finales de los años setenta. El aborto, el Código Penal o los alcaldes serían el terreno de juego adecuado para escenificar alguna diferencia con los socialistas. Pero ahora lo que interesa al PP es proteger el PSOE ante el empuje de Podemos, un factor hostil al reparto amistoso del poder de estos últimos treinta años. Salvar el PSOE para no perder Cataluña. Sacrificar Gallardón para no inflar Podemos. Un régimen agoniza.
Se dice PPSOE.
El argumento del señor Cot no tiene ni pies ni cabeza. Rajoy se ha cargado la ley del aborto y la reforma del sistema electoral porque no tenían respaldo entre la mayoría de su electorado y le penalizaba ante la inminencia del período electoral. No me cabe la menor duda de que si hay alguien que se frota las manos con la irrupción de Podemos es el PP que con unos porcentajes similares a los que obtuvo el PSOE en el 2011 (el 30%) volvería a ganar las elecciones ante una izquierda fuertemente fragmentada.
Hilar la retirada de la reforma del ley del aborto con el proceso independentista es una frivolidad propia de todólogos a sueldo que escriben en columnas de opinión. Y si me apuran, el argumento es precisamente el contrario, ya que es en estas cuestiones donde el ciudadano puede apreciar las diferencias ideológicas entre PP y PSOE, que las hay y si no acúdase al BOE.Con la retirada de las propuestas más involucionistas la diferencia se diluye y da pié a que cualquiera suscriba el comentario #2.
#2 Y PPodemos.