La autora, profesora de Lenguas Clásicas, pone en evidencia en esta reflexión las falsedades y tergiversaciones que están erosionando la dignidad de un profesorado cuya entrega es poco reconocida por la opinión pública: "La profesión de docente está especialmente castigada por la propaganda y la manipulación informativa, y encuentra el terreno especialmente abonado en una sociedad donde todo el mundo puede opinar sobre educación. Salvo quizás los profesionales mismos."
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Teníamos una dignidad por encima de nuestras posibilidades...