En 2015, Eduard Nikitin compartió en las redes sociales una broma en la que ironizaba sobre el futuro poco prometedor, según él, de su país. Ahora, está siendo juzgado por "extremismo", en virtud de una ley cada vez más criticada por sus excesos.El caso de Nikitin, un hombre de 42 años, desempleado y con discapacidad, no es más que uno entre las decenas que ha iniciado la justicia rusa en los últimos años, a raíz de lo que muchos consideran simples bromas inofensivas en internet.
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