Los sacamos del colegio de repente porque un monstruo vino a vernos y los encerramos en casa. No han vuelto a jugar con sus compañeros ni a ver a sus profes, no pueden acercarse a sus amigos en el parque y muchos no podrán abrazar nunca más a sus abuelos. ¿Qué huella psicológica dejará la pandemia en los escolares? ¿Qué se encontrarán los educadores el ‘día después’, cuando el perverso flautista de Hamelín disfrazado de virus les permita regresar a las aulas?
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